lunes, 17 de abril de 2006

Inventando la vida

Cada cual se inventa su propia vida, cada cual hace de su vida una creación, buena o mala, terrible, fatídica, resignada o feliz, cada quien es responsable de su vivir. Esta filosofía se desprende de la lectura de las obras de Manuel Rojas, quien cumple 110 años de nacimiento. Anarquista, profundamente vivencial y comprometido con los desposeídos, Rojas nos revela un mundo hostil y obstinado en su burocracia, producto del Estado (con toda su carga de funcionarios chupatintas y ganapanes) y, también, de nuestra propia desidia, nuestro propio desmayado desinterés, esa manía nuestra de creer que los otros deben hacer algo por cambiar esta sociedad -colapsada por supuesto- en la que nos ha tocado vivir. Rojas no fue un hombre de quejas, por el contrario, colaboró activamente en los movimientos anarcosindicalistas y quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, hablan de un hombre apasionado por la vida y que, más allá de las duras experiencias que le tocaron en suerte, y contra toda predicción, hizo de su existencia una obra de arte. En el marco de la literatura chilena, se le reconoce su capacidad para renovar la narrativa de mediados del siglo XX, introduciendo procedimientos y técnicas, tales como el monólogo interior, los montajes, los saltos narrativos (flashback y racconto), utilizados antes por Faulkner y Proust, y que dan al relato la fluidez real de nuestra memoria.