"Lo fundamental que debe aprender una persona es el arte de vivir, lo cual se desarrolla por medio de la conversación, los viajes y la observación. La lectura, por su parte, debe servir para aprender a hacer juicios e inventar el mundo". Esto que parece tan novedoso lo dijo, hace más de 400 años, el creador del género literario ensayo, el ilustre Michel de Montaigne.
El ensayo tiene como propósito central compartir ideas. Se relaciona con el periodismo por su interés en divulgar opiniones, con la literatura por su calidad estética y con la ciencia por su exploración de la verdad, pero dicha exploración es creativa y fundadora de nuevas posibilidades de comprender los más variados temas.
El estilo ensayístico se caracteriza por las divagaciones, las reflexiones y las críticas. Su escritura supone largas horas de meditación, durante las cuales el autor está dispuesto a la exploración, con audacia y originalidad, siendo una verdadera aventura del pensamiento.
Para redactar un ensayo, señala el profesor Milton Merino de la Universidad Mayor, ya sea literario o científico, es conveniente que cuente con tres partes importantes en su estructura: la introducción, el desarrollo y la conclusión.
En la introducción, se plantea el problema y la tesis que se ha de defender en el desarrollo.
En la segunda parte, en el desarrollo, se presenta la defensa de la tesis a través del análisis de los juicios que giran entorno a las posturas que tiende a defender la tesis.
En la última parte, la conclusión, se estructura a través del retorno a la primera parte, el planteamiento del problema, con la finalidad de resaltar la importancia de los hechos que validaron la hipótesis, para finalmente atar cabos y dar una respuesta a las interrogantes planteadas.
En general, ambos tipos de ensayo no tienen un modelo riguroso que determine reglas de organización (incluso introducción, desarrollo y conclusión se pueden alterar en el orden). De hecho, el ensayo tiene a su vez algo de ciencia y algo de literatura. Asimismo, la exposición del ensayo debe de ser clara y sistemática, pero por otro lado, debe de ser bella. La belleza se centrará en la forma en que el ensayista comunica de manera sencilla y con vocablos adecuados tanto el planteamiento, como la defensa de la tesis.
Finalmente, es aconsejable que el ensayo posea un título que refleje el contenido del ensayo de manera original, para poder captar la atención del receptor.
En la red puedes encontrar cómo hacer trabajos científicos o cómo hacer ensayos de alto nivel.
Para redactar un ensayo, señala el profesor Milton Merino de la Universidad Mayor, ya sea literario o científico, es conveniente que cuente con tres partes importantes en su estructura: la introducción, el desarrollo y la conclusión.
En la introducción, se plantea el problema y la tesis que se ha de defender en el desarrollo.
En la segunda parte, en el desarrollo, se presenta la defensa de la tesis a través del análisis de los juicios que giran entorno a las posturas que tiende a defender la tesis.
En la última parte, la conclusión, se estructura a través del retorno a la primera parte, el planteamiento del problema, con la finalidad de resaltar la importancia de los hechos que validaron la hipótesis, para finalmente atar cabos y dar una respuesta a las interrogantes planteadas.
En general, ambos tipos de ensayo no tienen un modelo riguroso que determine reglas de organización (incluso introducción, desarrollo y conclusión se pueden alterar en el orden). De hecho, el ensayo tiene a su vez algo de ciencia y algo de literatura. Asimismo, la exposición del ensayo debe de ser clara y sistemática, pero por otro lado, debe de ser bella. La belleza se centrará en la forma en que el ensayista comunica de manera sencilla y con vocablos adecuados tanto el planteamiento, como la defensa de la tesis.
Finalmente, es aconsejable que el ensayo posea un título que refleje el contenido del ensayo de manera original, para poder captar la atención del receptor.
En la red puedes encontrar cómo hacer trabajos científicos o cómo hacer ensayos de alto nivel.